UNA LECCION DE HUMILDAD

Dios, tal como yo lo comprendo a El, tiene sentido del humor. Uno de los incidentes que me prueba esto, fue lo que me sucedió en mayo, cuando se me pidió que dijera unas palabras en los Servicios de Día de las Madres de nuestra iglesia.
Tan pronto como empecé a pensar qué diría, "unas pocas palabras" se convirtieron en un sermón. Después de pocas horas, el sermón (al que aún le falta estar escrito) se convirtió en uno de los mejores sermones que habían sido escuchados en nuestra iglesia. Unos días después, cuando comencé a escribir el sermón, se volvió probablemente el mejor sermón que se había oído en mi pueblo. Y cuando pasó una semana, tenía muchas posibilidades de que se me pidieran algunos otros sermones en nuestra iglesia. Como resultado de todo esto, por supuesto, la gente de otros lugares vendría a escucharme. ¡Pensé que después sería muy probable que gentes de lugares aún tan lejanos, vinieran en tropel a oírme!.
No hacía aún cinco años, uno de mis más grandes miedos había sido que me muriera y que nadie asistiera a mi funeral.
Cuando llegó el momento de mi "sermón", Dios y su misericordia y sabiduría entraron en escena. Se me desarrolló una sed terrible, mayor que cualquiera de las que había sufrido cuando estaba bebiendo. Inicié mi plática, pero tenía que estar interrumpiéndola más o menos después de cada dos frases, para tomar un sorbo. Y el agua no podía extinguir esa sed. Pronto, conforme la sed se hacía más profunda, me encontré usando más tiempo en beber que en hablar. Sentí una tentación casi abrumadora de presentar a los congregados el vaso como en un brindis, diciendo, "salud".
Y entonces me llegó la luz. Entonces me penetró el mensaje. Dios me estaba diciendo, "Tú eres un alcohólico. Eso es todo lo que tú eres. No un predicador, ni un profesor, ni un orador; solamente un alcohólico, recuperándose por Mi gracia".
Y eso fue todo. Una lección enseñada con buen humor. Una lección que nunca debo olvidar: lo importante no es lo que hago o en dónde vivo o cómo me llamo; lo que sí importa es que soy un alcohólico recuperado, por la gracia de Dios, y soy un miembro de A.A.

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